·       Como norma general, deben ser unos horarios regulares para las comidas, procurando mismas horas y lugares.

·       Se le ha de habituar a comer por sí mismo, sin depender de vuestra ayuda a fin de que sean autónomos.

·       Debemos respetar las distintas necesidades de cada niño en cuanto a cantidad de alimentos a ingerir.

·       Evitar sistemáticamente que el niño coma entre las comidas principales.

·       Si todavía come comida triturada, se le acostumbrará progresivamente a tomar comida normal, presentándole inicialmente pequeñas cantidades de alimentos blandos( tortillas, croquetas…). Paulatinamente se aumenta la cantidad de alimento a masticar y reduciendo la comida triturada.

·       Habituarle a probar de todo. Inicialmente con pequeñas cantidades para que se vayan familiarizando con diferentes sabores y texturas. Importante que se inicien pronto a probar antes de la etapa del “no me gusta”.

·       En casa hay que ser muy constantes en la creación de hábitos correctos en la mesa: estar sentado, uso de cubiertos, servilletas, evitar la tele… Comer en familia es una situación más de aprendizaje por imitación de modelos adultos.

·       Si el niño tarda mucho en comer, rechaza la comida o se niega a masticar, se recomienda quitar el plato sin más comentarios. La consecuencia será que no volverá a tomar nada hasta la próxima comida y durante ese tiempo no se recomienda volver a hablar del tema. En la siguiente comida se actuará según el plan previsto de comida, de forma serena y natural.

·       Totalmente contraindicado: los sobornos con otros alimentos, ni darles chuches a cambio de comida, ni que las rutinas de comidas cambien en otros ambientes (casa de abuelos, comidas en la calle…), obligarle a comer si no quiere más o hacer diferente comida si no le gusta.

·       Si ha comido en un tiempo prudencial, ha aceptado probar sabores nuevos, ha masticado… debemos alabar su conducta para reforzarle positivamente.